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El chequeo previo en los Servicios Jurídicos.

Por Carlos Cuadrado (Abogado-Gerente de Innovanza Asesores)

En esta ocasión vamos a relatar los pasos a seguir desde que un cliente decide contratar nuestros servicios jurídicos. No hacemos ninguna discriminación, ni ranking alguno a la hora de prestar  los servicios de cada área, pero comprendemos que el cliente considere como algo especial y complejo todo aquello relacionado con el mundo jurídico. Y no debería ser así, pues el derecho laboral y el derecho financiero y fiscal requieren también de mucha pericia.

Determinar por parte de las asesorías qué especialidades son las que necesitan nuestros clientes no es tarea fácil. Por ello, un despacho multidisciplinar acarrea una dificultad insalvable para las asesorías pymes. Debemos pues concretar qué áreas del derecho son las más demandadas y especializarnos en ellas. El derecho es un mundo muy amplio en materias. La mercantil, la civil con el derecho de familia, la  bancaria, la administrativa y el derecho sucesorio, son las más demandadas por empresas y particulares.

Chequeo previo:

  • Concertar una reunión. Existe la idea de que los abogados somos poco accesibles, caros y de difícil conversación, pues hablamos con términos que no son fáciles de entender. Esa idea se mantiene en numerosos despachos que, bien por su volumen de trabajo o bien por su prestigio, abandonan la sencillez en la comunicación y la moderación en los honorarios. Otros despachos más modestos preferimos ser muy cercanos, muy directos, pensamos más en resolver los problemas del cliente que en los rendimientos económicos. Es fácil concertar una cita a la que deberemos acudir con toda la información posible de la consulta a realizar.
  • Discreción y confidencialidad. Los abogados tenemos que respetar un código deontológico que nos obliga a mantener un comportamiento ético y a respetar el secreto profesional.
  • Concretar el asunto. El cliente en principio desconoce el área del derecho que debe aplicarse a la resolución de su problema o consulta. Escuchar con respeto y atención es fundamental para poder valorar y centrar el asunto a tratar. Tomar notas da seguridad al cliente pues indica que se está entendiendo su exposición. Es necesario dirigir la conversación hacia los aspectos más importantes de la consulta. Empatizar al máximo para ganarnos la confianza es uno de los  fundamentos principales de nuestro trabajo.
  • Recoger la documentación necesaria. Leer con atención los documentos que aporte el cliente es muy necesario. Debemos abrir un expediente para recopilar estos y enumerarlos para su acceso eficaz. Elegir originales o fotocopias y anotar los que necesitemos solicitar. Si se trata de una consulta previa no debemos inducir al cliente a que nos deposite sus documentos.
  • Explicar de forma sencilla y breve nuestras primeras valoraciones. Las cuestiones complejas no tienen por lo general soluciones inmediatas. Pero es verdad que muchas veces la urgencia de la solución implica respuestas rápidas. Por eso acostumbrar al cliente para que acuda a su abogado con carácter preventivo es fundamental. Igual que en la salud realizamos chequeos frecuentes, también en las cuestiones jurídicas debemos acostumbrarnos a realizarlos. Cerciorarse de que el cliente nos entiende es muy relevante. Y no dar esperanzas sobre asuntos que no la tengan también.
  • La cultura del pacto y la conciliación. Nunca debemos descartar los acuerdos entre las partes. Por lo general los conflictos se resuelven mejor conciliando posturas y acercando propuestas que acudiendo a los tribunales. Que no haya ganadores ni perdedores es muy bueno, no solo para la convivencia sino también para el ahorro en tiempo y dinero. Abordar los problemas con humildad y generosidad soluciona mejor las contiendas que esperando sentencias. Nunca un juez conocerá los litigios mejor que las partes enfrentadas.
  • Ofrecer siempre una imagen de solvencia y seguridad. Si comprendemos que necesitamos una segunda opinión es mejor ofrecérsela al cliente que dejarle con dudas. El cliente viene a nosotros buscando seguridad y un punto de vista legal, sobretodo cuando ha sufrido una ofensa o merma de sus derechos. El ciudadano tiene legítimo derecho a ser defendido.
  • El derecho a la justicia gratuita. Así lo contempla el art. 119 de nuestra C.E. y lo desarrolla la Ley 1/1996 de 10 de Enero. Estamos éticamente obligados a explicarle al cliente que si no dispone de los medios económicos para poder abonar nuestros honorarios, puede acogerse a este derecho. Si además le facilitamos la información para su acceso habremos realizado una labor cívica excelente.
  • El encargo profesional. Si hemos orientado al cliente en la consulta realizada y damos por finalizado nuestro servicio, debemos entregarle una factura con detalle de los conceptos. Si el asunto a resolver requiere un informe jurídico, debemos presupuestar y firmar el encargo profesional. Y si el asunto sobrepasa la consulta y se pretende acudir a conciliación y a tribunales, se explicarán de forma detallada  todos los pormenores del proceso, evitando los tecnicismos jurídicos.

 

El mundo del derecho es parte de nuestra historia, de nuestra cultura y debemos hacerle accesible a todos. Para ello no debemos escatimar esfuerzos para lograr una buena comunicación social, procurando explicar con un lenguaje sencillo los pormenores de nuestra profesión. Sería de agradecer que también los jueces y fiscales se abrieran más a la sociedad. No por ello perderían el respeto y consideración que se les tiene.

Innovanza Asesores

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