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Los contables: esos grandes desconocidos (II)

Por Carlos Cuadrado (Abogado-Gerente de Innovanza Asesores)

Nos quedamos en nuestro artículo anterior en el Renacimiento. Vamos a recorrer estos últimos 500 años para centrar con justicia la extraordinaria labor de los nuevos contables en un mundo donde el comercio de las grandes rutas marítimas dio origen a las empresas multinacionales.

SIGLO XV.

Con la llegada al poder en los Estados  Mediterráneos de las familias de banqueros, se establecen normas modernas de control de los flujos de dinero. Ya han desaparecido los escribas-sacerdotes y los lictores romanos, y aparecen los consejeros económicos, los ministros de la hacienda de los estados y la administración de las empresas. Los gremios locales establecen los peajes y aranceles de paso para las mercancías por sus naciones-estados, interviniendo estos de manera indirecta en los precios de las mismas.

Con la invención de la imprenta y el uso generalizado de los números arábigos, aparecen nuevos conceptos contables y los libros mayor y diario. Los libros se guardaban en cajas fuertes junto al dinero, pues poseían una información fundamental y secreta.

Las universidades nacen en muchas ciudades europeas y el conocimiento de las ciencias y las humanidades se enseñan a las nuevas burguesías. El comercio exige la formación en nuevos conceptos, como el interés, la letra de cambio y los contratos mercantiles. Los nuevos contables siguen disponiendo de mucha influencia en la marcha de estados y empresas. Son los artífices de operaciones financieras complejas, y se cotizan al alza en el comercio que es cada día más influyente en el poder.

SIGLO XVI.

Con el descubrimiento de América comienza un intenso tráfico comercial que abre nuevas rutas a Oriente y Occidente. Buques de guerra protegen de los piratas a los buques mercantes que se desplazan entre continentes. Y el control de todos esos productos que se almacenan en los puertos de origen y destino queda en manos de los nuevos “hombres de negocios” del siglo XVI, verdaderos asesores financieros y contables, especialistas en cuadros estadísticos, aranceles, documentos de pesos y medidas, cuadernos de cambio y diversos registros contables. Las sociedades mercantiles toman una notoriedad extraordinaria y se asocian entre ellas para compartir rutas y productos, siendo la industria textil una potencia emergente, al lado de las tradicionales de las especias y de los metales preciosos.

SIGLO XVII.

Se entró en crisis como consecuencia de cierto estancamiento de la población, la bajada de precios, la caída de la producción industrial y la mala marcha del comercio exterior por el descenso de las remesas de oro y plata desde América. Los contables deben especializarse en solucionar los problemas de liquidez de las empresas, acudiendo al endeudamiento a gran escala y a largo plazo. Quien no quiso entender esta nueva dinámica solo le quedo la ruina.

Aparece a finales del siglo la profesión contable como una actividad independiente, profesional y libre, que se consolida en el XVIII.

SIGLO XVIII.

Dos grandes sucesos conmocionaron el panorama social, político y económico: la Revolución Francesa y la Revolución Industrial en Inglaterra. La filosofía de Hegel y Kant influyeron para que el liberalismo se instalara en las economías de muchos estados europeos. La Ilustración trajo la relajación del intervencionismo del estado y la libertad política y económica dieron origen al nacimiento de una burguesía emergente de comerciantes, que siguieron contando con el contable como el agente profesional indispensable y de confianza para la llevanza de sus negocios.

SIGLO XIX.

La soberanía política comienza a pasar a manos del pueblo, abriendo paso a las constituciones que regulan los principios básicos de convivencia democrática en el nuevo estado de derecho. Las enciclopedias como base del conocimiento dan paso a los experimentos científicos y a numerosos inventos.  La ciencia avanza a pasos de gigante. El proceso industrial  es ya un éxito y Adam Smith y David Ricardo se convierten en los padres de la economía dando paso al liberalismo en toda su magnitud. A partir de aquí comienzan para la contabilidad las modificaciones en el fondo y en la forma. En 1885 nace nuestro Código de Comercio. Una extraordinaria recopilación de normas que nos ha llegado hasta hoy con SUS correspondientes actualizaciones. Pero después de 130 años debemos estar muy orgullosos de haber dispuesto de un Codigo de Comercio estable que ha generado seguridad jurídica. Regula aspectos sobre los comerciantes,  el Registro Mercantil, la contabilidad de empresarios y sus libros, las cuentas anuales, los grupos de sociedades, los contratos mercantiles, las operaciones de bolsa, los agentes de comercio y bolsa, los socios, las acciones… y un sinfín de reglas de control de la actividad económica.

SIGLOS XX y XXI.

Después de las dos grandes guerras nacen los tratados que regulan la nueva actividad económica entre países. La estabilidad política y el fin del colonialismo dan paso a los nacimientos de numerosas naciones-estados. Se consolida el Plan General Contable y las normas internaciones de contabilidad. La transparencia de los estados de cuentas es fundamental para el libre comercio. En los años 70 comienzan a fundarse asesorías que ofertan a las empresas productos en diversas áreas, naciendo la figura del asesor fiscal.

La revolución tecnológica del siglo XXI, abre las puertas a la informática 3.0 con paquetes de software cada vez más potentes que agilizan de forma impresionante los procesos contables y fiscales.

En los últimos 15 años, la llevanza de la contabilidad se ha devaluado injustamente y merece que nos pronunciemos en su defensa. Hemos realizado un recorrido por la historia y visto la importancia y reconocimiento que los contables han tenido a lo largo de 5 milenios. Su labor requiere mucho estudio y es muy compleja, de mucha responsabilidad y trascendencia para las empresas, y ahora sinceramente mal pagada.

 

SEMBLANTE DE UN BUEN CONTABLE. Debemos reivindicar su honestidad, su fidelidad, su discreción y su inestimable ayuda para la buena marcha de las actividades económicas. Es una de las pocas profesiones que han evolucionado de forma exponencial y ha sabido adaptarse a los tiempos, y esto con mucho esfuerzo e innovación permanente. Y siempre en primera línea, y ahí debemos situarla siempre.

Una buena empresa sin un buen contable no es posible. Y no es digno pensar que el valor y consideración que han tenido hasta finales del siglo XX era inmerecido. Pongamos pues en un lugar relevante a esta profesión honorable. Afirmo sin dudarlo que el pensamiento del que suscribe es compartido por el resto de compañeros que formamos parte del equipo directivo de INNOVANZA, situando el trabajo contable al mismo nivel que el resto de las áreas de la asesoría.

Innovanza Asesores

 

 

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