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Los 10 errores más frecuentes al pensar en el abogado.

Por Carlos Cuadrado (Abogado-Gerente de Innovanza Asesores)

Es muy positivo y trascendente poner en claro las diversas opiniones y los errores más frecuentes que las personas (particular o empresa) tienen cuando deciden buscar y contratar los servicios jurídicos.

¿Qué se piensa antes de contratar un abogado?

  1. Pensar que es caro y poco accesible. Es verdad que nuestro sector no ha hecho un esfuerzo importante por comunicar estos aspectos a los clientes. Los abogados somos profesionales con un alto grado de autoestima, necesaria para la resolución de conflictos y para defender los derechos de los ciudadanos. Los honorarios fijados por los colegios profesionales actuales son orientativos y bastante moderados en función de la trascendencia de los servicios. Nuestra profesión es complejísima, pero el cliente debe saber que el abogado es muy accesible y que en general nos gusta ejercer la función preventiva.
  1. Prestar poca atención a los aspectos legales. No es verdad que todos los ciudadanos entiendan las leyes y normas de nuestro sistema jurídico del Estado de Derecho. Ya es difícil para el abogado seguir el ritmo de los cambios legislativos. Cuanto más para aquellos ajenos a esta profesión. Y es necesario que se conozca que si se es capaz de asimilar de forma general distintos conceptos y pautas a seguir, nuestra vida será más segura.
  1. Desconocer la Responsabilidad Civil del Abogado. El abogado, como cualquier otro profesional, es responsable de sus actos, y debe contribuir a aclarar siempre que sus errores o negligencias tienen consecuencias jurídicas y económicas. Todo colegiado dispone de un seguro que cubre estas contingencias.
  1. Desconocer la ética del abogado. Desarrollar la profesión en función de un código deontológico es crucial. Además existe obligación formal para todos los colegiados. Y en los encargos o contratos de servicios es recomendable exigir que se exprese el contenido en las formas y en el fondo en el que se basará la prestación del servicio. Estamos protegidos por el secreto profesional, de manera que el cliente tiene asegurada la discreción absoluta sobre la información recibida. La mala praxis debe denunciarse pues a todos nos beneficia su corrección.
  1. Desconocer las áreas del derecho. Comprendemos que fastidia y abruma mucho al cliente la cantidad de áreas del derecho y su terminología. Es culpa de nuestro sector no haber ofrecido desde hace muchos años una función didáctica, explicaciones sencillas y labor de acercamiento. Pero es verdad que mostrar interés por parte del usuario es algo obligado en su propio beneficio. Conocer los principales rasgos y nociones generales del derecho nos facilita la comprensión y la mejor defensa de los intereses comunes.
  1. Creer que tener razón es suficiente para ganar un pleito. Por supuesto que creer en la inocencia o creer en nuestra razón es muy importante. Es el punto de partida, pero no el punto final. Debemos demostrarlo con datos, documentos, testimonios y pruebas para que esa inocencia o razón nos sea reconocida por un tribunal. Y es la función del abogado reunir todo eso para conformar un expediente que sea el soporte de la demanda o querella, que defienda con garantías los derechos en cuestión. La razón no se puede comprar o vender, sino demostrar.
  1. Creer que con sentencia favorable ya esta todo resuelto. Es indudable que es un paso positivo la sentencia favorable, pero no termina ahí el camino. Pueden recurrirla en primera instancia y luego, si así se admite, al Supremo. Todo ello es tiempo, riesgo y dinero, y el cliente debe conocer todo el itinerario desde el principio. De la misma forma, se le debe informar sobre la ejecución de la sentencia cuando esta es firme y no es hecha efectiva.
  1. Percepción negativa del sector. En todas las encuestas de satisfacción sobre diversos sectores de la vida social económica y política, el abogado se encuentra entre los 8 primeros puestos, después de los científicos, las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad, las pymes, las ONGs, la Seguridad social, Caritas, y las emisoras de radio por ese orden. Y por delante de notarios, funcionarios, jueces y tribunales, Rey, Defensor del pueblo, prensa, Cortes, Gobierno Y Partidos Políticos, también por ese orden. Por tanto, esa percepción no obedece a lo que luego se opina sobre la función que se desarrolla, que siempre es en beneficio de la defensa de los derechos y libertades y del bien común.
  1. Contratar sin sopesar la verdadera necesidad. Esto no debería ser frecuente, por mucho que digamos que la labor de prevención es importante. Precisamente es el desconocimiento de las leyes lo que provoca la incertidumbre cada vez que nos sucede algo imprevisto. Nuestro consejo es actuar siempre con sentido común, y ante la duda, acudir siempre al abogado para despejarla y recibir ayuda legal.
  1. Pensar que el procurador es una figura prescindible. Es cierto que los procuradores no han tenido acierto al defender su función. No se han acercado al cliente con confianza y no comunican su labor. Sin embargo son una figura imprescindible y el auténtico representante del cliente ante los tribunales. Sin su intervención, la lentitud de la Justicia sería aún más evidente.

 

Los abogados de Innovanza Asesores son profesionales dignos, muy honorables y con alto grado de conocimiento legal, que harán más fácil la defensa de tus intereses y que siempre estarán a tu disposición.

Innovanza Asesores

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